Por: Rosalinda Cabrera Cruz
Otro ciclo escolar ha llegado a su fin y los discursos de cierre vuelven a ser optimistas; de nueva cuenta se anuncian inversiones y recursos para escuelas privilegiadas, a las que se les continúan asignando recursos, apoyos, reflectores y hasta participación en las conferencias de prensa, en tanto un elevado número de planteles permanecen olvidados, marginados, lejos de las grandes ciudades, de los cuales poco se dice y por las que mucho menos se hace.
De acuerdo con la organización Mexicanos Primero, es imprescindible que ya se generen condiciones de inversión suficientes para modificar la situación que impera en la gran mayoría de los planteles educativos en Michoacán. Cabe destacar que el gobierno del estado recientemente reconoció que más de 400 planteles escolares de educación básica no cuentan con agua potable y presentan diversos daños en su infraestructura (agudizado por los frecuentes sismos y condiciones climatológicas extremas).
Durante las últimas campañas políticas en busca del voto dentro de las “elecciones más grandes” de México, fue mucho lo que se prometió en materia educativa; los candidatos de todos los colores usaron como bandera a los centros educativos que más carencias tienen, pero al definirse cada cargo público, las promesas se olvidaron y para muchas escuelas, el inicio del ciclo escolar 2024-2025 es incierto, pues no saben si al menos tendrán cubiertas sus necesidades básicas.
Las promesas de los candidatos a la presidencia, incluso, se enfocaron más a las adquisiciones de equipos de base tecnológica, olvidando por completo que debía atenderse primero las carencias elementales de las escuelas. Según Mexicanos Primero, no hubo promesas simples que se enfocaran a dotar de agua potables, pero sí prometieron la compra de laptops, tabletas y otros dispositivos electrónicos, olvidándose de los servicios más sencillos, aquellos que dignifican la presencia humana en cualquier espacio o vuelven miserable e insufrible estar ahí, a merced de las inclemencias climatológicas, del cansancio y de los riesgos de toda índole, como la violencia generalizada.
Un sinfín de carencias
A través de una conferencia de prensa a nivel nacional, Mexicanos Primero presentó un reporte acerca de la falta de inversión pública en servicios elementales para los planteles escolares. Lo más básico en las escuelas (agua entubada, luz, lavamanos y baños) sigue sin estar garantizado, menos aún el acceso a la tecnología, la conectividad y una infraestructura adecuada que permita a los estudiantes con discapacidad ejercer su derecho a aprender en la escuela.
La asociación civil considera que garantizar lo básico en las escuelas de preescolar, primaria, secundaria y media superior para que los estudiantes cuenten con las condiciones mínimas indispensables para ejercer su derecho a aprender significaría una inversión de 51 mil 932 millones de pesos en todo el país, que equivale al 15.6 por ciento del costo total de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), el 1 por ciento del presupuesto estimado al cierre de 2024 para el Tren Maya y el 5 por ciento del presupuesto del INSABI de 2023.
Conforme a sus estimaciones sobre la inversión en infraestructura para cubrir las necesidades indispensables de las escuelas públicas de preescolar a media superior, con esta inversión se podría llevar infraestructura a las 50 mil 996 escuelas que no tienen baños independientes, 25 mil 890 que carecen de electricidad, 54 mil 662 sin agua potable y 42 mil 474 sin lavamanos.
Además, dar mantenimiento durante un año al total de las 205 mil 766 escuelas públicas en el país costaría 46 mil 552 millones de pesos. Para construir rampas y barandales adaptados para estudiantes con discapacidad se necesitarían 157 mil 617 millones de pesos adicionales.
Además, para que cada escuela cuente con al menos un salón de cómputo y mobiliario, se necesitan 165 mil 700 millones de pesos, y se requeriría una inversión anual de 1 mil 325 millones de pesos para servicio de internet y equipamiento satelital para las zonas rurales. Todo esto que significa lo mínimo en las escuelas suma 273 mil 080 millones de pesos que equivalen al 0.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
El presupuesto autorizado en 2024 para el programa de infraestructura del gobierno federal “La Escuela es Nuestra” fue de 27 mil 052 millones de pesos; sin embargo, la Auditoría Superior de la Federación ha realizado observaciones a este programa por haber hecho gastos sin control y no mostrar evidencia sobre las mejoras en las escuelas beneficiadas. “La Escuela es Nuestra” no cuenta con un diagnóstico de las condiciones de la infraestructura escolar, ya que desde la desaparición del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa se dejaron de atender esas funciones.
Un rezago evidente
Tomando en consideración los lineamientos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), mientras los países miembros invierten en promedio 5.1 por ciento de su PIB en educación, México solo destina el 4.5 por ciento, lo que coloca a la nación como uno de los países miembros que menos recursos invierte en el sector. Destaca también que México gasta 3 mil 239 dólares anualmente por estudiante de tiempo completo comparado con los 12 mil 647 dólares promedio de los países miembros de la OCDE.
Mexicanos Primero, en la nota técnica expuesta en la conferencia de prensa respecto a la estimación de la inversión en infraestructura suficiente como para cubrir las necesidades indispensables de las escuelas públicas de educación preescolar, primaria, secundaria y media superior en la nación, durante el análisis realizado destaca la brecha existente entre los planteamientos que se esbozan en los objetivos internacionales para el desarrollo sostenible en materia educativa y la cruenta realidad de la infraestructura educativa en México.
A la fecha, a pesar de los esfuerzos gubernamentales y los programas implementados, persisten importantes carencias que afectan la calidad y la seguridad de los entornos educativos. La inversión necesaria para subsanar estos rezagos es considerable, pero crucial para garantizar el derecho a una educación de calidad para todos los estudiantes, señalaron.
El panorama es preocupante, pues basta acudir a los centros educativos ubicados fueran de las principales ciudades del país para percatarse que los estudiantes, maestros y personal académico trabajan con un mobiliario en el que la mayoría de las butacas datan de la fundación de las escuelas, algunas de hace varias décadas.
En México, 25.7 millones de alumnos de nivel básico y medio superior cursan sus estudios en alguna de las 205 mil 766 escuelas públicas (en Michoacán son alrededor de 13 mil planteles); no obstante, 25 mil 890 mil escuelas están sin electricidad; otras 42 mil 474 no tienen lavabos y por lo tanto, los estudiantes no se puedan asear; mientras que 50 mil 996 planteles no cuentan con sanitarios independientes para niños y niñas y 132 mil carecen de instalaciones adecuadas para estudiantes con discapacidad. Además, 54 mil 662 escuelas carecen de agua potable.
Mexicanos Primero exhibió, en unas cuantas cifras, las condiciones lamentables que, en pleno 2024, enfrentan miles de niños y jóvenes para su aprendizaje. Los responsables no son otros: la secretaría de Educación Pública (SEP) y el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que poco se han interesado durante este sexenio en reducir el número de escuelas que se encuentran en malas condiciones.
Un documento revelador
En el documento “Lo básico no está garantizado: estimación de la inversión en infraestructura para cubrir las necesidades indispensables de las escuelas públicas de educación preescolar, primaria, secundaria y media superior”, Mexicanos Primero estima que, para resarcir las carencias de servicios básicos, el gobierno federal tendría que invertir 51 mil 932 millones de pesos para cubrir el rezago en servicios básicos, lo que representa un costo anual de dos mil 18 pesos por alumno.
Se puntualiza que los estados urbanos más poblados con el porcentaje de escuelas con mayor cobertura de servicios básicos son la Ciudad de México, con el 95 por ciento; Aguascalientes, 91.8; Tlaxcala, 91.5; Baja California, 89; Colima, 86.4 por ciento; y Morelos, con el 85.9 por ciento. Mientras que Jalisco, Guanajuato, Baja California Sur, Zacatecas, Coahuila, Tamaulipas, Yucatán, Sonora, Estado de México, Querétaro, Puebla y Quintana Roo se posicionan en un rango de porcentaje de cobertura que va del 84 al 73 por ciento.
En otras entidades, la población indígena es alta y marginada, por lo que, en contraste, estados como Hidalgo, Chihuahua, Sinaloa, Nayarit, Campeche, Michoacán, Nuevo León, Veracruz, San Luis Potosí, Durango, Tabasco, Guerrero, Oaxaca y Chiapas cuentan con los porcentajes con menor cobertura de servicios básicos, cuyas cifras van del 68.5 al 32.4 por ciento.
Cabe recordar que cuando López Obrador asumió la presidencia de México, en diciembre de 2018, se comprometió con la niñez y juventud mexicana, al incluir en su Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024 la reconfiguración del sistema educativo como uno de los ejes prioritarios. En esa fecha, el objetivo era garantizar que todos los niños, niñas y adolescentes mexicanos tuvieran derecho a la educación, además, ofreció devolver el carácter público y gratuito a los niveles educativos. La gestión administrativa está por acabar y lo único que se ha visto a lo largo de su sexenio es una reducción constante al presupuesto destinado a la educación de los niños.
Aun cuando AMLO reafirmó en 2019 su compromiso de invertir de siete a ocho por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) a la educación en el Artículo 119 de la nueva Ley General de Educación, la OCDE informó que México destinaba únicamente 4.5 por ciento del PIB al sector educativo, una cifra por debajo del 5.1 por ciento establecido por dicho organismo internacional. Indica, además, que sólo el 64 por ciento del total de escuelas de primaria, secundaria y nivel medio superior cuentan con servicios básicos adecuados, mientras que un mínimo (23.4 por ciento) tiene las condiciones necesarias para estudiantes con alguna discapacidad.
En el citado informe, Mexicanos Primero sostiene que los planteles con mayores carencias de servicios básicos son los indígenas, las escuelas comunitarias, telesecundarias y estatales. Para las comunitarias, el gobierno tendría que destinar 22 mil 481 millones de pesos (mdp) y a las estatales cuatro mil 820 mdp. En tanto, debe destinar otros 24 millones 632 mil pesos a los planteles públicos, a cargo del Consejo Nacional para el Fomento Educativo.
De igual manera, la OCDE advierte que el 46.3 por ciento de los planteles escolares disponen de computadoras y sólo el 29.3 por ciento tiene acceso a Internet para cuestiones pedagógicas, lo cual destaca la urgente necesidad de que México invierta “en tecnología educativa para mejorar la enseñanza y facilitar el acceso a recursos digitales que enriquezcan el proceso de aprendizaje de los estudiantes”, sostiene el citado informe de Mexicanos Primero.
La escuela va más allá de ser un simple espacio donde se transmiten conocimientos, es un entorno en el que alumnos, maestros, autoridades escolares, familias y comunidad convergen para cultivar habilidades y competencias esenciales para la vida, promover el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración y el respeto por la diversidad, por lo que la calidad de la infraestructura educativa tendrá un impacto positivo o negativo sobre los estudiantes, así lo han concluido numerosos estudios, de acuerdo con el documento de la organización civil Mexicanos Primero.
Encima, sin tecnología
Las cifras oficiales de la secretaría de Educación Pública levantadas en su portal oficial reafirman la alerta levantada por Mexicanos Primero, pues admiten que en el ciclo escolar 2022-2023, México contaba con alrededor de 200 mil escuelas públicas de educación básica y 15 mil planteles de educación media superior y que “Del total de las escuelas públicas de educación básica: 14 mil (siete por ciento) no tenían electricidad; 96 mil (48 por ciento) no dispusieron de computadoras; 106 mil (53 por ciento) no contaron con conexión a Internet; 132 mil (66 por ciento) no tenían instalaciones adecuadas para estudiantes con discapacidad; y 156 mil (78 por ciento) no contaban con materiales adecuados para éstos; 44 mil (22 por ciento) no tenían agua potable; 36 mil (18 por ciento) carecían de lavabos de manos; y 12 mil (seis por ciento) no contaban con sanitarios independientes para niños y niñas”.
De igual manera, añade que, aunque los estudiantes de preparatoria tienen mejor infraestructura y equipamiento que los niños de educación básica, también operan con muchas deficiencias, ya que “una tercera parte carece de computadoras, la mitad no tiene conexión a internet, una cuarta parte no cuenta con agua potable y 99 de 100 no tienen materiales para estudiantes con necesidades especiales”.
En Michoacán, el panorama es aún más grave, de acuerdo con las versiones de una de las fracciones (la Rosa) de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, pues según sus cifras, son 11 mil escuelas rurales las que no cuentan con servicios.
Su secretario general, Pavel Díaz Álvarez, aseguró que, del total de planteles ubicados en las zonas rurales, un 30 o 40 por ciento carecen de servicios de agua, drenaje, luz o internet; esto equivale a 4 mil centros escolares de los 11 mil aproximadamente en la entidad solo del nivel básico.
“Yo inicié mis labores en una escuela de la zona rural, en Susupuato de Guerrero y no teníamos luz, pero eso no lo ve el gobierno, piensa que todo es color de rosa (…) la titular de la SEE no conoce, no creo que se haya parado en una escuela del medio rural recientemente para que vea las condiciones reales”, concluyó.