Cada semanaInvestigaciones

Llegaron las lluvias y con ellas los granífugos

Desde hace 3 años, las sequías se han vuelto intensas y han castigado a gran parte de México y en especial a Michoacán

Por: Rosalinda Cabrera Cruz

Desde hace 3 años, las sequías se han vuelto intensas y han castigado a gran parte de México y en especial a Michoacán y a los estados del norte del país. Este año las altas temperaturas y las nulas lluvias prendieron los focos de alerta, pues muchos lagos, presas y ríos estuvieron a punto de llegar a su hora cero, como los muy distintivos lagos de Pátzcuaro y Cuitzeo, entre otros.

Una de las muchas causas de la inclemente sequía se identificó en el huachicoleo que, desde esos cuerpos de agua, se hacía para regar las muy michoacanas tierras de cultivo de aguacate y frutillas (legales e ilegales), sin importar que con eso desecaran los embalses que dotan de agua a cientos de comunidades y ciudades.

Para ese mal se impuso un remedio legal en manos de la guardia nacional, al clausurarse las huertas ilegales y desmontarse hoyas e instalaciones de extracción de agua. Lo único que restaba era esperar las primeras lluvias para volver a llenar los cauces que el cambio climático y el hombre desecaron.

La llegada del primer huracán de la temporada, Alberto, trajo alivio a la mayoría de la población, pues acarreó intensas precipitaciones pluviales que incluso resucitaron al ya considerado extinto lago de Cuitzeo y empezaron a llenar el resto de los embalses, como Pátzcuaro y Chapala, con el consiguiente alivio para la sociedad.

Pero las primeras lluvias no fueron del agrado de todos; incomodaron a los propietarios de las mencionadas huertas de aguacate y frutillas, plantas en extremo delicadas y a las que afectan tanto las precipitaciones intensas como las inexistentes.

 Es así como recientemente se ha puesto sobre la mesa el tema de los cañones antigranizo, pese a que desde 1992 se vienen utilizando supuestamente para evitar las precipitaciones de hielo que tanto daño hacen al fruto, pero la realidad es que en el tema de la siembra de aguacates no nada más se debe poner atención a la supuesta carencia de lluvias derivada de esta tecnología, sino a la tala de bosques, a su asociación con grupos delincuenciales, al desvío de agua, al constante cambio de uso del suelo para su siembra y varios asuntos más.

No son nuevos

En lo que se refiere a los también llamados granífugos, se pusieron de moda desde hace casi 20 años y se popularizaron en parte gracias a la omisión que a lo largo de 2 décadas años han demostrado las autoridades ambientales federales, junto con su contraparte estatal.

El artilugio (defendido por muchos argumentando que son inofensivos para el medio ambiente), se siguen vendiendo como pan caliente aún en periodo de crisis y se pueden ver sobre todo en las huertas que han nacido ilegales, arrancando al bosque las tierras que son tan necesarias para que los pinos y otras especies hagan su trabajo de equilibrio de las condiciones climáticas.

Al margen de los productores legales, la población conoce el proceder de los productores ilegales: provocan incendios forestales para luego plantar árboles de aguacate en el terreno devastado, en tanto que otros esconden las plantas entre los pinos, los que van cortando uno a uno para evadir a las autoridades, las que en muchas ocasiones actúan en complicidad. Hay otros que con medios físicos o químicos secan los árboles más grandes para después justificar el derribo. El chiste es hacerse de tierras sanas para sus aguacates y frutillas.

El éxito comercial de los frutos, sin duda, se ha convertido en una amenaza para los bosques de la entidad, donde existen algunas de las reservas forestales más importantes del país. Legalmente en Michoacán no se autoriza cambiar la vocación del suelo forestal por agrícola, pero cuando los árboles de un bosque son talados o se incendian, hasta ahora el terreno había podido ser utilizado para las siembras, situación que hasta hace pocos años ya fue modificada, luego de un grave incendio ocurrido en el cerro de La Cruz de Uruapan, hace 7 años.

Hará apenas unos días, los comuneros de Peribán fueron noticia, puesto que mantienen una lucha contra los cañones antigranizo, los cuales, aseguran, son instalados y operados por productores de aguacate para evitar daños a sus cultivos y retrasar las lluvias.

“Se les hizo una petición a los productores de aguacate, a los grandes productores que quitaran eso, que nos dejaran bajar la lluvia… no hicieron caso, con base en eso nos pusimos a hacer obras por propia unión de nosotros. Nos pusimos a hacer recorridos, a buscar cañones antigranizo; este año hemos estado buscando, no llovía…” aseguraron los comuneros.

En los municipios de Uruapan, Los Reyes y Peribán se ha intensificado la búsqueda de estos aparatos. Organizan brigadas para recorrer a pie cerros y caminos de difícil acceso y hasta han ofrecido 50 mil pesos por cada cañón antigranizo que se denuncie.

“Sí, lo que pasa es que no ha querido llover como es, o sea, no había llegado el agua hasta que nos pusimos a hacer más recorridos más profundamente y fue cuando decidimos ofrecer una recompensa monetaria por cañón”, subrayaron.

Tan solo en 2023, autoridades municipales asentaron ocho denuncias en contra de presuntos propietarios en los municipios de Acuitzio, Lagunillas, Villa Madero y Huiramba y hace dos años que se desmantelaron algunos artilugios. En las últimas cuatro semanas, los comuneros intensificaron el rastreo de los cañones, pero hasta ahora no han tenido resultado positivo.

Pese a las denuncias

En lo que va de 2024, la Procuraduría de Medio Ambiente (PROAM), sólo ha recibido una denuncia formal por el uso de cañones antigranizo en el municipio de Pátzcuaro, a la cual se suman tres reportes que alertan sobre el uso de dichos aparatos o cohetones para inhibir la cristalización del granizo en Huiramba, Lagunillas y Yurécuaro.

Conforme al recuento de la dependencia, existen siete expedientes por el uso de estos cañones en los municipios de Peribán y Tacámbaro, los cuales se abrieron entre los años 2012 y 2014. En estos casos se impusieron multas por un monto total de 235 mil 877 pesos; acerca de ello, Alejandro Méndez López, secretario de Medio Ambiente de Michoacán, explicó que el uso de dichos aparatos que, de acuerdo con el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), generan ondas de choque mediante explosiones producidas por la ignición de una mezcla de gas, acetileno y oxígeno, interrumpe el ciclo natural del agua.

Indicó que estos sistemas “están prohibidos en la ley”, debido al daño ambiental que provocan, a diferencia del sistema de sembrado o bombardeo de nubes que actualmente puso en marcha el gobierno del estado para provocar lluvias, y el cual no es tóxico y ha sido usado con éxito y seguridad en distintos puntos del norte del país.

Precisó que “es 20 veces más dañino el cañoneo de nubes que hacen de repente los cañones antigranizo, los cohetes que usan para alejar las nubes, eso es bastante más disruptivo del ciclo que lo que hace esto el sembrado de nubes” dijo, al precisar que la SECMA ha recibido entre 4 y 5 denuncias relacionadas al uso de cañones en las regiones de Pátzcuaro, Peribán y Jiquilpan, mismas que se han remitido a la PROAM y a la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Sin embargo, es difícil ubicar los instrumentos, pues “el problema es que antes había cañones antigranizo, que están fijos y visibles, ahorita lo que están aventando son cohetes, una especie de misiles; es difícil ver de dónde salieron o quién los planteó”, admitió.

Ante esta traba, es que los propios habitantes de las regiones donde se cultiva aguacate hayan ofrecido, a través de redes sociales, recompensas de hasta 50 mil pesos, para ubicar los aparatos ilegales, pues afirman que estos no solo impiden la caída de granizo, sino que también provocan escasez de lluvia y con ello, sequía.

Y los aguacateros siguen imparables

Nadie niega que el cultivo del aguacate en Michoacán es su principal actividad agroindustrial, con el 27.8 del Producto Interno Bruto (PIB), y que además genera un millón de jornales anuales, pero en su hacer están matando a la gallina de los huevos de oro.

Los productores furtivos, para continuar con su actividad y al incrementarse las restricciones, ya empiezan a meter entre el bosque plantas pequeñas de aguacate y las van dejando crecer. Cuando alcanzan el tamaño para empezar a producir, talan los árboles originales, y todo queda listo para tener una huerta nueva.

Otro problema son los incendios, pues según Méndez López, “la mayor parte son intencionales y se hacen con la idea de que declaren madera muerta los árboles caídos y es entonces cuando introducen allí el cultivo del fruto”; la invasión es paulatina, muy difícil de detectar, de ahí que su impacto sea muy fuerte; las zonas más afectadas son las de pinos, encino y las selvas medias, porque se ubican en terrenos donde la fruta puede crecer.

Por su parte, el INIFAP (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias), calcula que los talamontes y destructores del bosque afectan a unas mil 500 hectáreas anuales, de las cuales la siembra clandestina de aguacate destruye, en promedio, entre 600 y mil hectáreas al año.

Pero también hay quienes se defienden, sobre todo los productores legales de aguacate. La Asociación de Productores y Empacadores de Aguacate de México (APEAM), advierten que la pérdida de bosques no puede atribuirse sólo a los agricultores, pues “cualquier deforestación ilegal debe ser detenida, y la asociación ha pedido a las autoridades gubernamentales hacer cumplir las leyes en el tema”.

Y añaden: “la mayoría de los huertos de producción hoy en día se plantaron mucho antes del inicio de la expansión del programa de exportación del aguacate, y mucho antes del aumento de las tasas de deforestación, así que la asociación apoya importantes programas de reforestación”. Desde 2009, asegura el organismo, los socios han plantado casi un millón de árboles de pino y encino.

Por la crisis, el gobierno de Michoacán aplicó una estrategia de emergencia para frenar la deforestación. Este plan incluye guardas forestales que se encargan de capturar a los cultivadores furtivos de aguacate. Durante 2019 fueron detenidas más de cien personas, a la par de ser recuperadas cientos de hectáreas de aguacate; de igual manera, ya no se toleran los cultivos en bosques talados y hasta se ha obligado a los productores a derribar los árboles de la fruta no justificados, para restituirlos con las especies originales.

Legalmente, de los 113 municipios de Michoacán, en 46 existen plantíos de la fruta (incluidos los montes cercanos a Morelia, como Jesús del Monte y el Cerro del Águila) y mientras su precio y la demanda sigan en aumento, la tendencia será más tierra dedicada al producto. Para atender el requerimiento tan grande existente, los productores (sobre todo los ilegales) han ampliado las zonas de cultivos a los cerros y bosques de la entidad, provocando un desastre ecológico: en tan solo cinco años se han deforestado 170 mil hectáreas de pino.

Existen operativos de las dependencias oficiales para recuperar las zonas deforestadas y eliminar las plantaciones ilegales. Sin embargo, el gobierno estatal sabe lo peligroso de dichos operativos, pues en cualquier momento puede salir lo mismo un grupo criminal que una familia armada a enfrentarse a los funcionarios.

Se debe dejar en claro que no es ilegal sembrar árboles de aguacate, pero lo que sí es ilegal es talar el bosque para instalar los plantíos, que cada año gana 700 hectáreas sobre los bosques. Esta cantidad equivale a mil canchas de fútbol. Tampoco puede ser legal que, para evitar daño a sus plantas, provoquen cambios en el clima, a través de tecnologías de dudosa procedencia, como serían los cañones antigranizo.

¿Qué son los granífugos?

Literalmente, los cañones antigranizo son eso: unos altos cañones que crean ondas sónicas que diluyen el granizo hasta a 11 mil metros de altura, lo que provoca que de inmediato se cree una lluvia suave que cae a manera de rocío sobre la tierra.

Para los aguacateros, esta tecnología ha sido determinante para poner a salvo cosechas de aguacate y frutos rojos que representan miles de millones de pesos para los agricultores. Pero no coinciden con ellos los productores agrícolas de maíz y habitantes de rancherías y poblados establecidos en las cercanías de donde están los granífugos, porque argumentan que tan pronto como se forman las nubes y esperan que caiga la lluvia, comienzan los cañonazos, las explosiones duran hasta 20 minutos y gradualmente comienza a despejarse el cielo sin que caiga ni lluvia suave ni una sola gota de agua.

Y aclaran que para los aguacateros la falta de lluvias no es un problema, porque previamente ellos se han dedicado a acaparar en hoyas y a través de pozos perforados (además del huachicoleo) el agua que necesitan para regar sus plantaciones, lo que por otra parte ha dejado sin el líquido a comunidades y poblaciones enteras. 

Al respecto, la controversia entre académicos no se hizo esperar; para algunos, como Fernando García García, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, los cañones son un mito, un acto de fe, que no sirven para el propósito, mientras que para otros estudiosos de la Universidad de Guadalajara y de San Luis Potosí lo prudente sería que no se sigan utilizando.

Si el objetivo de estos cañones es destruir los embriones de granizo, no queda claro si se cumple o no el objetivo, porque los estudios son imprecisos, aunque tanto detractores como defensores sí han admitido que existen otros efectos colaterales, como los que ocasionan las ondas expansivas de las explosiones de acetileno que son el principio operativo de estos instrumentos.

Cabe señalar que cada cañón de granizo tiene un costo aproximado de 70 mil dólares y después tiene un servicio de 100 mil pesos al año que paga el productor; quien los vende es una empresa de origen argentino, misma que empezó a instalar estos equipos durante el sexenio de Vicente Fox y que incluso se venden por internet.

El funcionamiento de este equipo consiste en que media hora antes de observar una tormenta en la vertical del sistema, se acciona el cañón, mismo que emite una onda sónica capaz de superar los 11 mil metros de altura. Hasta el lugar donde se inicia el proceso de formación del granizo, entre los 2 mil y 4 mil metros, dichas ondas sónicas arrancan iones positivos y así se detiene el proceso de formación del granizo y lo convierte en agua.

Se supone que los sistemas antigranizo sólo modifican el proceso de precipitación de una nube, es decir, no cae sólido sino líquido, pero no incrementa ni disminuye la cantidad de agua que precipita. De acuerdo con los creadores de este sistema, no se afecta en nada al medio ambiente.

Lo que es un hecho, es que, a falta de regulaciones federales, los aguacateros se han adueñado de los cielos de Michoacán, dictando la modificación climática a su antojo (sirvan o no los cañones para su propósito antigranizo) y con ello pasan por alto el derecho a un medio ambiente sano, como lo establece el artículo 4° de las Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba