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YO CAMPESINO/El más amado| Presume ganso reparto de dinero pero baja empleo; aumentan inflación y violencia

Sin seguridad, no hay transformación dice el propio caudillo

Por: Miguel A. Rocha Valencia

A como dé lugar, el ganso presidencial busca dejar una imagen positiva de un gobierno fracasado
en los principales rubros y aunque el financiero se encuentra estable, es muy cara la factura con el
pago de deuda, inflación y caída de inversiones del nearshoring ante la incertidumbre de las
reformas al Poder Judicial y en materia de seguridad. Para lograr el objetivo no importa que se den
a conocer cifras que reflejan cuál fue la estrategia para sostener en el poder a la 4T como la
entrega según dice el profeta, de casi nueve billones de pesos entre 90 millones de mexicanos,
quienes agradecidos con el régimen le otorgaron su voto o mediante la abstención.
No importa si por la circulación de excesivo dinero sin el respaldo de una actividad económica, se
generó una inflación que rebasó con mucho las expectativas de inflación en sus modalidades
general y subyacente, que en el mismo nivel propiciaron la carestía que hoy vivimos y llevó a cerca
de 10 millones de trabajadores con plaza formal a caer en la pobreza laboral, con todo y los
presumidos aumentotes salariales impulsados por el régimen.
Resultaron esos aumentos una vil patraña del mayor de los demagogos que he conocido, ya que
no obstante la advertencia de que crecerlos como lo ordenó, generaría inflación y si bien se
presume que por eso salieron cinco millones de la pobreza extrema, también lo es que hoy los
salarios perdieron más su poder adquisitivo y sólo la mitad de los empleados formalmente tienen
para comprar más de una canasta básica.
Y es que con la inflación de los años anteriores que se mantuvo cercana al ocho por ciento, los
precios de TODO, subieron y hoy a pesar de disminuir la presión se mantienen a la alza ya que
después de atisbar un 4.5 por ciento al inicio de año, repuntaron en junio y principios de julio al
4.90 por ciento, en una tendencia hacia arriba que lleva tres períodos.
Porque además, los precios no bajan y como los costos de muchas tarifas y servicios, incluyendo
multas de tránsito se tasan en determinada cantidad de salarios mínimos, se encarecieron de tal
suerte que el regreso de mordidas y chicanadas están al por mayor. Ejemplo: mantenimiento en
panteones, costaba la anualidad dos mil 600 y aumentaron a tres mil 750 pesos. Esto es, más del
35 por ciento.
Eso es parte de la inflación subyacente; lo mismo pasa con pasaportes y hasta papel de baño
independientemente de que eso repercute en los básicos. Con ello quienes resultan más
lastimados son los pobres, a esos a quienes según el caudillo hay que defender y sin embargo son
quienes más sufren por la carestía aunque en apariencia la recepción de dinero gratis les ayude.

Ni siquiera la formalidad del empleo es una alternativa, pues con la pérdida de casi 30 mil puestos
de trabajo en junio se nota una baja notable en ese segmento y un repunte en la informalidad,
pero además, en el primer semestre de este año sólo se crearon 295 mil 58 plazas de trabajo, lo
cual refleja una caída del 42.6 por ciento en relación al mismo periodo del año pasado. De hecho,
los expertos estiman que la incertidumbre política fue la causante de la caída del empleo, justo en
momentos en que el país necesita generar un millón 400 mil empleos al año para absorber la
población económicamente activa generada cada 365 días.
Mientras tanto, en el tema de seguridad, el fracaso es tan visible como las cifras que da el
Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública el cual indica que a la fecha se tienen registrados 191
mil 500 asesinatos sin contar los que se presume hay en los 51 mil desaparecidos y los que se
califican como homicidios culposos para bajar las cifras de los dolosos. Las balaceras y masacres
continúan y la percepción de inseguridad se mantiene y aunque las estadísticas las dará el Inegi el
24 de este mes, las más recientes marcan que a nivel nacional, 61 por ciento considera peligroso
su entorno urbano donde las ciudades más inseguras son: Fresnillo, Naucalpan, Zacatecas,
Chilpancingo, Cuernavaca y Obregón.
Sin seguridad, no hay transformación dice el propio caudillo, pero agregaríamos que tampoco la
habrá sin inversión y esa, está alejándose; la pérdida de empleos y la baja en la dinámica en la
formalidad, son reflejo de eso, no hay duda. Recordemos que es la inversión privada la real
generadora de empleo y desarrollo y más cuando la pública se le entrega a los grupos castrenses,
parientes y amigos. ¡Que vivan las reformas del tlatoani macuspano!

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